Los vecinos de Barro no aceptan las imposiciones que acarreará todo el modificado de la PO-531, el nudo de Curro, y el macroenlace de la autopista Curro-Baión.
Más de medio centenar de afectados se reunieron ayer en el local de la Comunidade de Montes para ver una proyección de los planos aportados por la Consellería de Política Territorial tanto del vial como del enlace, en dos alturas, y ver si se han resuelto sus alegaciones con este modificado.
La conclusión del análisis, en palabras del portavoz de los vecinos, Manuel Corredoira, fue de “decepción”, y las medidas de reacción no tardarán en llegar.
Los vecinos, que únicamente contaban con analizar problemas de afección de la PO-531, se encontraron una desagradable sorpresa en el plano del enlace frente a la iglesia. La Consellería pretende que en el tiempo que dure la construcción, se desvíe el tráfico por un vial alternativo de nueva creación, con un tramo de más de 700 metros, que se construiría en la zona agrícola de la parroquia. El ramal partiría en paralelo con la carretera, por el margen derecho (en dirección Pontevedra-Curro), y conectaría con la vieja PO-531. Se utilizaría durante año y medio y sus dimensiones serían de 9 metros de ancho con 1,5 a cada lado para aceras. Algo inconcebible para los vecinos. En esa zona calculan que se puede afectar con la obra a unas 300 fincas. La tierra más fértil, según afirman, y donde están los viñedos y los cultivos. “Non o aceptamos de ningunha maneira”, apostilló Manuel Corredoira, “nós pagamos por eses terreos e non imos consentir que poñan un vial aí para todo o mundo”. El proyecto no habla de revertir la situación una vez terminada la construcción, “¿E para qué queremos nós esa estrada despois?”, pregunta Corredoira.
Así las cosas, se ha decidido dar una semana de margen a la concejala del PSOE, Margarita Canay, y al del BNG, Xosé Manuel Fernández Abraldes, para que traten de negociar con Política Territorial una salida a esta propuesta.